Reducir la contaminación atmosférica, acústica y térmica debería ser una prioridad, además de ofrecer al ciudadano la posibilidad de desplazarse con agilidad en un entorno seguro.
Cada trayecto en patinete que sustituye a uno en coche es un paso en la dirección correcta. Es obvio que andar es una inmejorable alternativa para reducir nuestro impacto ambiental y que además mejora nuestra salud, pero a partir de 1.500 metros ir a pie es una excursión (20 min. de ida y otros 20 min. de vuelta) y en patinete son 2 trayectos de 4,5 minutos.

Estamos convencidos de que a finales de este año 2018, Barcelona será la primera ciudad del mundo en ratio patinete/habitante, ya que ofrece un ecosistema perfecto para esta modalidad de transporte. Su clima templado, la ausencia de nieve o hielo en la calzada, la abundancia de carriles bici y la orografía accidentada, con numerosas calles en subida en las que se agradece la ayuda de un pequeño motor eléctrico.

Si a todo lo anterior le sumamos lo sencillo que es de utilizar, que permite pasar con comodidad a modo peatón en las zonas que se requiera y el poco espacio que ocupa para llevarlo a todas partes sin tener que dejarlo en la calle, estamos ante una buena alternativa de transporte complementaria a los ya existentes.